viernes, 28 de mayo de 2010

Churras con Meninas.

Los renglones torcidos de Dios, un superventas nacional de la década de los setenta, hace el intento desmesurado de juntar intriga psicológica, panorama político y pedagogía de la locura con un lenguaje asequible para todos y una trama que ocupa casi cuatrocientas páginas apta para los más despistados.
Que del Dickens más decimonónico a la Generación Nocilla ha llovido mucho parece lógico. Lo inusual es que la receta que iba a dar lugar a la mayoría de ejemplares actuales esté pocha antes de servirse sobre la mesa.

Afanarse en escribir de forma arcaica y ser, no obstante, el más contemporáneo se perfila como una posibilidad imposible. Empeñarse en alterar el orden silábico de las consonantes o utilizar el "mas" por "pero" continuamente y exponer diagnósticos clínicos a la mínima conversación es, antes de nada, tratar al lector de idiota. Quizás cree que los lectores se guían mejor por motes, como si fueran párvulos llorones, o piensan que cuantas más variables en juego más inteligente es un libro. Quizás necesitaba redactar cada una de las enfermedades mentales para demostrar que se había documentado. Quizás su debilidad religiosa y su proselitismo requería de discapacitados para mostrar la grandeza de un Ser superior que se compadece y ama todo lo que vive en su viña.O, quizás, al verse falto de atmósfera y con un argumento insulso tiró de los débiles, que tanta audiencia y beneplácito consiguen.
Lo mejor de todo es que a veces se recuerda más un libro así que otro mejor elaborado, como se recuerda todo lo que mezcla churras con Las Meninas.

martes, 25 de mayo de 2010

Tururú (II)

Escribir en un soporte virtual- como éste- es algo parecido a hacerlo de forma física: si lo dejas un día, pueden pasar semanas y meses y entonces ya sólo quedan retazos sueltos de un resumen por donde no circula más que una realidad alterada, plasmada como un bloque continuo que suprime los vaivenes cotidianos, las idas y venidas, los cambios de escenario y los rostros de sus personajes.
En un corto periodo de tiempo, los que mandan sin gobernar (como una familia amordazada por la mano dura paterna) suben o bajan impuestos según su efecto bumerán y los que pensamos en escribir sobre algo nos mantenemos ajenos y visitamos familiares y amigos: acudimos a comidas y meriendas en terrazas costeras o alternamos de ciudad en un desfile junto a viejos conocidos. Éstos saltan el charco y a los que nos quedamos se nos queda esa cara de nostalgia propia del que se despide en el despegue e imagina tiempos pasados y futuros en esa otra parte por donde andará la famosa vida.

lunes, 17 de mayo de 2010

"Obligación de ser felices", por Vicente Verdú.


La soledad y el desamparo, junto al estrés, son los principales agentes que llevan a la depresión y a la tristeza. Actualmente hay dos millones de deprimidos en el mundo, dos veces más que en 1950, la gran mayoría en el mundo occidental.
La probabilidad de que un joven de hoy sufra depresión en su vida es el doble que la de sus padres y el triple que la de sus abuelos.
Sentirse fatigado o insatisfecho con esta vida quedaba más o menos legitimado en los tiempos religiosos porque, a fin de cuentas, este mundo no nos podía contentar, pero ahora, desaparecido el cielo, secularizada la existencia, ¿qué decir?
Si por una parte la muerte ha perdido su función redentora, la vida se presenta como la única ocasión para disfrutar.
¿Ha tomado el nuevo capitalismo nota de ello? Ciertamente. En el capitalismo de consumo, hasta los años ochenta del siglo XX, el sistema procuraba el simulacro de felicidad a través de los mil objetos alegres y nuevos, pero ahora, resabiado el consumidor, no sería posible continuar prometiéndole el cielo a través de la compra.
De lo que se ocupa ahora el sistema no es directamente de hacernos gastar mucho, sino de hacernos creer cuánto valemos. (L'Oréal:"Porque yo lo valgo.")
Nunca como hoy se había vivido una maquinaria envolvente tan empeñada en mostrar una felicidad al alcance de nuestras manos. No ser feliz en este mundo es hoy el auténtico pecado o, como decía Borges, "un error inexcusable". Antes éramos perdonados gracias a haber sufrido, pero ahora es injustificable o imperdonable no pasarlo bien.
La masificación democrática va unida a la obligación de la felicidad para todos y al júbilo que se considera propio de la cultura del niño.
Actualmente, cuando el trabajador se ve sometido a un gran estrés laboral (la "explotación" antes), no se alista en un comité antisistema, toma ansiolíticos. Cuando el empleado no soporta más sus condiciones de trabajo no acude a los sindicatos, va al médico. Cuando las cosas van mal no es necesario darle más vueltas: se recurre a las "píldoras de la felicidad". Zoloft o Prozac para la depresión, la melatonina para la juventud y el sueño, Viagra para la impotencia, Serotax contra la timidez, Aurix contra la fobia social.
La farmacia está poblada de remedios y los laboratorios se han convertido en los grandes pacificadores sociales de nuestros días gracias a la integración del enfermo democrático.
Los norteamericanos llaman lifestyle drugs a los preparados que deciden el estilo de vida, el estilo del cuerpo, el modelo del estado de ánimo, la alegría de la adaptación. Cualquier persona normal, golpeada por una desgracia o una injusticia, verá que le prescriben para la angustia el mismo medicamento que toma otro individuo con transtornos debidos a su estructura melancólica, porque lo importante es el remedio de la apariencia infeliz y su tratamiento como percance de jurisdicción médica.

Vicente Verdú
El estilo del mundo.
(La vida en el capitalismo de ficción).

viernes, 14 de mayo de 2010

¡A TOMAR LA CALLE!



"El Poder Judicial suspende a Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo".
"Zapatero anuncia una reducción del gasto público de 1.500 millones de euros".

viernes, 7 de mayo de 2010

Hijas de Eva.


¿Quién fue la primera mujer,
la que se hartó de vivir para Adán,
y se marchó del Edén?
¿Quién fue la mujer que pasó
del paraíso, del bien y del mal
y sin pensarlo se fue?
¿Quién fue la mujer que también
surgió del polvo y la arcilla y no fue
hueso del hueso de Adán?
¿Quién fue la mujer que creció
en la subversión y no quiso entender
el sexo sin libertad?
¿Quién fue la mujer que cansada
de vivir infeliz y atrapada
se decide a volar?
¿Quién fue la primera mujer
que independiente en su forma de ser
no se dejó gobernar?
Por Pedro Guerra.

Desayuno con esposas.


Dice Vicente Verdú que en el capitalismo de ficción estamos viviendo una regresión. Los hoteles más punteros se redecoran hasta parecer Casas de Té Coloniales, tiendas como Zara o NH nos venden ropa sacada de una foto de nuestros padres en los ochenta, el sector automovilístico ha dejado de invertir en coches futuristas porque lo que hace furor es lo añejo y así han reeditado el antiguo escarabajo. Es verdad, esto funciona, lo retro está de moda. Una niña quiere tener en su cuarto el poster de Audrey Hepburn, aunque nunca haya oído hablar de "Desayuno con diamantes". Y la ropa del "Cuéntame" se vende (a precios exhorbitantes) en las boutiques más fashion de Hortaleza. Esto hace verosimil lo que hace unos años hubiera sido imposible.
Hoy, mientras esperaba en los pasillos del Juzgado Central de Instrucción 2, a que el policía o la secretaria me indicasen que ya podía pasar a sala (por cierto he hecho una interpretación estupenda, pero esa es otra historia), pensé en lo cool que es la Justicia Española: sillones de terciopelo medio desteñido con botones metálicos, alfombras de almacén de segunda mano, funcionarios con peinados ochenteros, cortinas sacadas de una revista de "Moda Parisina" de las que consultaban con regocijo la versión adolescente de nuestras abuelas durante la guerra civil...
Creo que Telva debería centrar su próximo número en los juzgados de la Calle Génova y sentar al glamour en el banquillo de los acusados.

jueves, 6 de mayo de 2010

La ficción supera a la realidad


Cualquier paisaje o cualquier situación ganan en profundidad si las acompañas de un testimonio literario.
Hace seis años posábamos infantiles delante de las alambradas que cercan lo que fue Auschwitz. Ahora, en un viaje de ida y vuelta leo asombrado y con total veracidad lo que ocurría entre aquellas paredes gracias a Primo Levy y su Si esto es un hombre. Y conjugo la realidad con lo que está inscrito en papel sin diferenciar lo uno de lo otro.
Mientras intento aclarar si fui preso o turista me encuentro con la cara adormecida de Luis, todo un policía que sigue echando cabezadas entre estaciones. Y me desplazo un poco más atrás, a esas rutas escolares en las que por la mañana hablar era pecado y por la tarde lo era estar en silencio.
Entonces encuentro muchas más historias que no sé si son reales, porque se han contado y escuchado tantas veces que han pasado a engrosar el infinito mundo de la ficción.