jueves, 24 de febrero de 2011

Karla.


Boca que busca y rechaza
sin conciencia de ser boca.
Ser puro que despierta a la vida y,
como un gato, adormilado sobre mi pecho,
sube y baja al compás de la respiración.
Aliento del aliento que propugna la supervivencia de la especie.
Savia nueva que mana del ajado tronco de la civilización y nada sabe ni prejuzga.
Regala tu mirada limpia a este viejo mundo.

Amanecer de cristal y sol.

 Sobre sábanas blancas,
retazos de unos años compartidos
que se superponen a la suavidad de tu piel.
Risas y llantos entrelazados
como nuestros cuerpos que se buscan a tientas en la profundidad del sueño.
Un cíclope que se desgaja al final del respiro.
Punto y aparte en nuestras vidas
al atardecer del segundo día de cada ciclo:
Tu partida.

La historia del camello que llora.

Atardecer lila y rosa sobre el todavía celeste desierto de Gobi.
Claridad esquiva que perfila nieve sobre las montañas.
Camellos y ovejas vestidos de dunas.
La triste balada del viento sobre las cabañas.

lunes, 21 de febrero de 2011

Compra sin son ni ton.



Café, arroz y cereales.
Incluye también tomate triturado, cebolla, ajo y, si es verano, sandía o melón.
Ocho elementos imprescindibles en la dieta del canijo narizón.

martes, 15 de febrero de 2011

Primos.

Esto no es más que una simple recomendación. Una recomendación que no necesita insistencia. Si no habéis visto Primos, la última película de Sánchez Arévalo, es una buena opción para cualquier tarde gris de febrero.
Una comedia sin fisuras. Sin caer en lo amargo, pero tirando de una nostalgia sana. Sin sentimentalismos ni sonoras carcajadas, pero con un toque de notoria humanidad. Una película que te deja con buen sabor de boca. Aprovechen, que son contadas.

viernes, 11 de febrero de 2011

"La revolución silenciada" por Luis Picazo Casariego.

Recientemente nos han sorprendido los acontecimientos de Túnez que han desembocado en la huida del tirano Ben Alí, tan demócrata para occidente hasta anteayer y alumno ejemplar del FMI. Sin embargo, otra “revolución” que tiene lugar desde hace dos años ha sido convenientemente silenciada por los medios de comunicación al servicio de las plutocracias europeas. Ha ocurrido en la mismísima Europa (en el sentido geopolítico), en un país con la democracia probablemente más antigua del mundo, cuyos orígenes se remontan al año 930, y que ocupó el primer lugar en el informe de la ONU del Índice de Desarrollo Humano de 2007/2008. ¿Adivináis de qué país se trata? Estoy seguro de que la mayoría no tiene ni idea, como no la tenía yo hasta que me he enterado por casualidad (a pesar de haber estado allí en el 2009 y el 2010). Se trata de Islandia, donde se hizo dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su execrable política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución.
Y todo ello de forma pacífica: a golpe de cacerola, gritos y certero lanzamiento de huevos. Esta ha sido una revolución contra el poder político-financiero neoliberal que nos ha conducido hasta la crisis actual. He aquí por qué no se han dado a conocer apenas estos hechos durante dos años o se ha informado frivolamente y de refilón: ¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo? Y de paso confirmamos, una vez más por si todavía no estaba claro, al servicio de quién están los medios de comunicación y cómo nos restringen el derecho a la información en la plutocracia globalizada de Planeta S.A.

    lunes, 7 de febrero de 2011

    Zona naranja.

    No diré demasiado alto que salgo de trabajar todos los días a las 15 horas, por si acaso, que ya se sabe que la envidia es muy mala.
    Tampoco  conviene publicar en el blog el horario de mi madre: profesora de secundaria... Aunque ella no se enteraría porque, aunque es mi madre e imagino que me quiere, dice que el blog le aburre, que escribimos unas parrafadas demasiado largas y profundas... ¿Profundas?
    Tras readaptarme a la estrechez de mi habitación pasillo y convencer a mi hermano de que mi cuarto no era la salita del ordenador, empecé a plantearme la necesidad de ocupar las tardes.
    Me costó desenchufarme de la tele, eso sí, y de los panchitos... Que son un vicio, aunque dejan las manos anaranjadas y luego nadie quiere tocar el mando. Estupendo.
    Por casualidad una compañera de trabajo me dijo que iba a danza del vientre y allí que me fui. (Menuda acoplada). Ya en la primera clase he dado muestras claras de ser una bonita avestruz. Me muevo con menos gracia que el bigote de Aznar. Mis caderas son como las de Don Pimpón.
    Y ahora, para rematar la faena he inaugurado las tardes de lunes en clase de dibujo... En la asociación de viudas de la parroquia. Vamos, unas charlas, unas risas. Ja, ja, jaja. Abuela, deje de contar la gracia de su nieto que ya tengo la mandíbula desencajada.
    Basta con decir que al profe lo llaman "Don Guillermo". Es un viejete muy agradable, que parece que se va a tragar la barba si se te ocurre dibujar un desnudo.
    Choteos aparte, me cuesta veinte euros al mes y con la "zona naranja" de aparcamiento para residentes que acabamos de estrenar en el barrio no andamos como para ir despilfarrando.
    Gracias Rita.



    viernes, 4 de febrero de 2011

    Yo tengo un primo en Wisconsin

    Como buen título de una futura novela, me cuentan. Me siguen contando que las cosas no son lo que parecen. Que en un estado al norte de Estados Unidos la gente se dedica a empujar vacas mientras duermen porque luego no se pueden levantar. Que en ese estado precisamente nieva en verano. Que se hacen chistes con sus lugareños como los hacemos aquí de Lepe. Me dicen todas estas cosas mientras yo pienso en mi primo de Wisconsin. En mi primo que además es vecino. Y amigo. Demasiadas cosas para seguir hablándonos, pienso. Una presencia etérea que sigue ahí. Pero de ausencias no vive el hombre, valga la paradoja. Vive con ellas, apunto. Y aun así el hueco es tan grande que a veces te sientes dividido. O incompleto. Cuándo nos sentiremos completos, me pregunto. La respuesta viene casi incluída: nunca. Y todo esto en la soledad de una pantalla. La pantalla y tú, no necesitas más. Espabila, chaval. No eres más que eso: un apéndice de una máquina. Entonces cojo y apago. Recojo los bártulos, compruebo el monitor y me voy. Hasta mañana, me repito a mí mismo. Pero sé que voy a volver. Que voy a regresar a sabiendas de que no hay nadie detrás. Adiós.

    miércoles, 2 de febrero de 2011

    Cuentan por ahí.

    
    Ruta del Salkantay, Perú.
    
    Cuentan por ahí que las cosas han cambiado. Cuentan que ya nada es lo mismo. Que se fue la magia y nos quedamos solos.
    Pero también cuentan que todo sigue igual. Que las personas no cambian. Que el paisaje se amolda. Que, a pesar de los pesares, siempre estaremos mejor en cualquier otro sitio.
    Llega a Madrid un tipo tranquilo. Un tipo tranquilo que parece que se sumerge en el lodo mientras lo observa desde la chimenea de su casa. Que mira de lado pero indaga hasta el fondo.
    Este tipo acaba de volver de un viaje largo, de esos que dejan poso, que te dislocan, que te introducen en la esquizofrenia de dos mundos, dos realidades.
    Y viene encantado. Pero aporta argumentos para no volver. Y narra lo que ha visto y lo que ha escuchado. Argentina, Chile, Perú y Bolivia.
    Pero como no sólo de recuerdos vive el hombre, también nos zambullimos en el presente. Y con una oda al puerro a golpe de espoleta compartimos tazas de sopa y charlamos hasta que el nuevo día anuncia que es hora de volver. Volver, al fin y al cabo, es lo que todos queremos.