jueves, 10 de septiembre de 2009

La continua amenaza.

Aprendemos a tener miedo. Existe toda una pedagog'ia destinada a crearnos temores. Lo dice Isaac Rosa y lo comprobamos a diario en la calle: seNoras que agarran el bolso cuando se acerca alguien a pedirle la hora, gente que mira a otro lado en griterios nocturnos o turistas que se mueven en manada atemorizados de cualquier vendedor callejero que les importune en su visita programada.
Aqu'i, en Bangkok, la realidad es distinta. Existe todo un barrio organizado en favor de los mochileros: hostales con habitaciones baratas que venden gu'ias, proporcionan men'us a lo largo del d'ia o cuentan con salas de internet dentro de su espacio. Bares con horas de descuento en copas, restaurantes con proyecci'on de pel'iculas americanas, tiendas de discos con posibilidad de descargar cualquiera, ropa vistosa, bolsos coloridos y miles de puestos con gu'ias de los destinos m'as concurridos.
Todas las rutas est'an trazadas. Planeamos un circuito a lo largo de unos cuantos pa'ises a sabiendas de que seguiremos el rastro de millones de occidentales con unas posibilidades que no tienen los de los lugares donde descubren el para'iso y crecen interiormente.
Nosotros formamos parte de eso. Pero existe un camino de regreso. Una promesa de vuelta, como todos los movimientos migratorios.
Hemos aterrizado en Tailandia. Por fin. Atr'as dejamos unos cuantos d'ias de carretera y un continente con pocos atractivos m'as que corroborar la ubicuidad de un imperio en expansi'on.
Guardamos un buen manojo de recuerdos: los 'ultimos d'ias que pasamos en California los compartimos con un chico de nuestra edad cuyas aspiraciones principales eran salir a beber y consumir prote'inas artificiales para pulirlas en el gimnasio. Un buen ejemplo de tipo de vida americana.
Desvelamos algunas mentiras m'as sobre los presuntos sitios imprescindibles, seg'un las gu'ias, y nos despedimos en una ciudad con algo de car'acter y de encanto entre tanta decepci'on: San Francisco.
Y ahora, de una vez por todas, llegamos al sudeste asi'atico, al espejismo de tantos j'ovenes que salieron en busca del conocimiento material, no te'orico.
Y la amenaza nos persigue: en los medios de comunicaci'on seguir'an apareciendo. Nos libramos de la Gripe A, narcotr'afico, incendios, asaltos... Qu'e nos toca a partir de ahora? malaria? tsunamis? Gripe aviar? Golpes de estado?
Brindemos, por si acaso.

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