viernes, 23 de abril de 2010

"La cafeína que roba el apetito", por Vicente Verdú.


Frente a la obesa presencia americana que propiciaba la McDonald's antigua nace la cafeína que roba el apetito en Starbucks.
Starbucks es la empresa más dinámica de EEUU en los últimos diez años y la de máximo crecimiento en bolsa, por delante de IBM, Microsoft, Coca Cola, General Electric y Wal-Mart, y con 6.000 establecimientos repartidos en 40 países, Líbano, Kuwait, Omán, Qatar y Arabia Saudí entre ellos. Si McDonalds es fast food, Starbucks es del orden de la slow food o las slow cities, entornos serenos que se representan como "arty, eco friendly, homely appeal" (artísticos, amistosamente ecológicos, atractivamente hogareños).
El café de Starbucks no es el verdadero café de los tradicionales cafés. Pero,curiosamente, Starbucks desbanca, incluso en Viena, al buen café tradicional. El café tradicional arrastra el peso de la historia, mientras que el de Starbucks, siendo un café aparentemente igual, puede beberse sin molestos vestigios. Los viejos cafés son tan pasivamente auténticos que llevan incluso los bajos precios de antaño mientras que los Starbucks son excitantemente caros, superverdaderos artículos de moda.
El capitalismo de ficción trata con la realidad para desprenderla de la peste de los real, compone -como se dice en la tele- una "realidad formateada", una realidad controlada y chic, desprovista del olor de la edad, libre del pringue histórico.
"Los cafés de Viena son bonitos, pero viejos". Con eso se dice casi todo.

Tanto McDonalds como Starbucks han sido denunciados por la precariedad de sus remuneraciones y las abusivas jornadas laborales. Ambos han recibido denuncias populares por perjudicar el medio ambiente y la vida. Tratando de maquillar su pérdida de consideración por la opinión pública, McDonalds envía fondos para los niños discapacitados, declara defender las especies amenazadas y canaliza donaciones para obras benéficas. Entre tanto, Starbucks, ha creado las elegantes stock options para sus (explotados) camareros en señal de que también deben considerarse "del negocio". O que también ellos son, en la ficción, empresarios. O creadores, artístas, socios.

El gran potencial, en fin, del capitalismo de ficción, no reside en vencer, sino en vender, en coincidencia con el nuevo estilo posmoderno y la globalización.

Vicente Verdú
El estilo del Mundo
(La vida en el capitalismo de ficción).

No hay comentarios:

Publicar un comentario