viernes, 10 de julio de 2009

Brooklyn Follies

Ya llevamos casi dos semanas en Nueva York. El tiempo siempre se tercia relativo. Mucho m'as cuando viajas y los horarios y los d'ias se trastocan. Hoy, viernes, leo los peri'odicos del jueves y hojeo por Internet los del s'abado: mi vida se desdobla en tres jornadas. De momento, y sin mucho tiempo que perder, acabamos de empezar nuestros andares por la ciudad con unos tuppers llenos de arroz y el plan rutinario sin esperanzas de cumplirse.

Parece como si llev'asemos meses fuera de casa. Sin embargo, la semana entre el viernes pasado y 'este ha sido fugaz: visitamos el MoMa, fuimos a la playa, caminamos por nuestro barrio predilecto y nos cambiamos de casa.

El martes tuvimos un bache en el viaje: la primera semana pagada de habitaci'on se nos acababa y ten'iamos que mudarnos o seguir oliendo a pollo frito sin ventanas en una vivienda compartida con los dioses de la oscuridad. Miramos posibilidades hablando con la gente del barrio: tenderos, peluqueras o simple transe'untes siempre tienen alg'un conocido que "rente" cuartos (en dialecto dominicano o, a lo sumo, portorriqueNo) o que quieran sdacarse unos d'olares a costa de dos pobres espaNoles que no tienen donde caerse muertos. Sin embargo, a la hora de la verdad todo es bastante m'as complicado y lo que era cuesti'on de horas se convierte en d'ias o semanas, as'i que vuelves a sentir el p'anico de la inminencia. Eso te lleva a considerar como opci'on viable meterte en un cuarto sin cerradura, con olor a chucho muerto y un ducha convertida en el aqu'opolis de las cucarachas a un precio simb'olico (ochenta d'olares) y, a la vez, exagerado para semejante chamizo.

Por eso, tras horas de agobio, dimos a parar a una inmobibliaria que nos facilit'o un piso a unas manzanas de donde est'abamos, con ventanas y cocina impoluta. Al principio el cuarto s'olo se compon'ia de la moqueta m'as mullida que servidor ha conocido y de un armario para guardar las mochilas. Ahora, despu'es de merodear por las calles pasadas, tenemos un colch'on algo m'as decente que el de una casa okupa y una radio con altavoces. Adem'as, nos hemos hecho con un cargador para el aparato de radio y una gu'ia de los Estados Unidos para preparar la continuaci'on del viaje dentro de un par de semanas.

Y as'i pasan los d'ias en la zona residencial de un lugar conocido por personajes como Woody Allen, demasiado normal para haberse criado aqu'i, o Paul Auster, de donde he sacado el t'itulo y una recomendaci'on para d'ias de playa.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho mucho cómo describís vuestra "rutina", muchísimo ánimo y a VIVIR ese viaje :). Besos para los dos!

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