jueves, 27 de agosto de 2009

Lagunas de Montebello, Chiapas.


La frontera con Guatemala esconde muchas sorpresas... Incluidos 52 lagos de aguas cristalinas dónde darse un chapuzón.

Cuaderno de bitácora.

Llevamos 15 días en Méjico y 2 meses de viaje en total de los cuales un mes en Nueva York y 15 días de viaje por EEUU. Estamos en Puerto Escondido, recorriendo la costa del Pacífico Mejicano. Esto es una maravilla, hay kilómetros y kilómetros de playas vírgenes inexploradas a las que nos resulta imposible llegar por no disponer de transporte propio...
Seguimos nuestra ruta de autobuses infernales y calculamos que llegaremos a los 10.000 kilómetros cuando alcancemos San Francisco.
Puede parecer exagerado, pero el cálculo es el siguiente: salimos desde la frontera de Canadá (Cataratas del Niágara) y llegamos a la frontera con Guatemala (Lagunas de Montebello) para volver a subir hasta San Francisco por la costa del Pacífico entrando por Tijuana (describiendo una especie de "V" en el mapa).
Asín que si conseguimos sobrevivir a las horas y horas de autobús llegaremos a San Francisco dónde el día 7 de septiembre nos espera un vuelo de 25 horas con destino Bangkok (Tailandia).

Una orquídea...


De cuyo nombre no consigo acordarme...

lunes, 24 de agosto de 2009

El Juan Valdés de las Orquídeas.


Ramón no sólo nos acogío y nos trató como a su familia, sino que encima nos mostró las maravillosas orquídeas que cultiva en medio de la selva de La Candona. Junto a su casa.

Pintada en Ococingo, Chiapas.

Guerrilleros Zapatistas.


"En el Estado de Chiapas, muy cerca de Guatemala, las masas de campesinos se han levantado en armas. El Sub-comandante Marcos, se llama aquel que les manda.(...) Piden "¡Tierra y Libertad!" como Emiliano Zapata y a lomos de su caballo toda América cabalga. Los hijos de mil derrotas y su sangre derramada, van a reescribir la historia y han empezado por Chiapas.(...) ¡Que vivan Villa y Zapata! ¡Y que caigan los tiranos!".
Ismael Serrano.

Escuela Zapatista, Ococingo. Chiapas.

viernes, 21 de agosto de 2009

Vaquero chiapaneco.

Los detectives salvajes

Desde el primer día de Nueva York, el espectro de Roberto Bolaño nos persigue: primero, como fenómeno editorial en inglés; luego, como escritor de moda en las librerías más serias de México (digo "serias" para distingir entre local con libros- no necesariamente estanterías- y trapo tendido con ejemplares desteñidos del Coelho, Bucay y compañía).
Por fin, y con una maniobra que ya desvelaré cuando las autoridades estén de vacaciones, nos hicimos con "Los detectives salvajes", justo en el momento de abandonar a su suerte los casos de Marlowe en su "Adiós, muñeca" en la mesa de la cocina de una casa sitiada por animales "de compañía": un perro dos veces mi tamaño y una gata en celo con pretensiones suicidas y/o sadomasoquistas que nos tenían retenidos en un tercio de la casa: el camino al baño lo vigilaba entre ladridos el labrador, y la entrada a la terraza la controlaba un minino encantador que buscaba nuestro talón de Aquiles con maullidos melindrosos para saltar hacia la verja y hacer de las suyas con cosas del mismo nombre, pero con "g".
Conseguimos alcanzar la salida entre mojones que simulaban estampas de campos de refugiados de Darfur y tomar el autobús donde esta novela que- según Vila-Matas- supone un carpetazo a Rayuela, de Cortázar, se antoja como la lectura del verano, y futura recomendación si no se tuerce en las próximas cuatrocientas páginas.

Cangrejeras remojadas.



Hay veces en las que cuando digo que creo que va a llover: va y acierto! Maldita mi suerte, que esta vez preferiría no haberlo hecho.
Estábamos en Palenque pueblo y teníamos que volver a nuestra cabaña a unos 5 kilómetros en dirección a las ruinas.
La ida la hicimos andando a pleno sol y venga a sudar por el bochorno tropical, pero ahora el sol ya estaba bajando y la temperatura en la plaza escuchando a la orquesta local era estupenda. Apetec'ia todo menos volver...
Estuvimos haciéndonos los remolones paseando para arriba y para abajo hasta que vimos un relámpago.
Oh! Oh!
Empezamos a mover en dirección hacia nuestro alojamiento, despacio. Tampoco se vayan a creer.
Decimos informarnos sobre los autobuses para el día siguiente y dimos con el chiapaneco con más ganas de hablar del barrio. Mientras el tipo hablaba y hablaba y hablaba vimos un par de rayos y más truenos.
Nos empezamos a concienciar de la situación, pero ya era tarde para tomar un autobús y no había motivos para pagar un taxi...
Así que decidimos volver andando, como a la ida.
Al pasar la última gasolinera la carretera se quedó a oscuras y a esas alturas ya teníamos la tormenta encima. Tanto es así que cada vez que había un relámpago todo se hacía blanco a nuestro alrededor. Como un fogonazo que te ciega unos segundos. De pronto el cielo empezó a llorar.
La llorera mayor del mundo. Un diluvio.
Todo empapado (hasta el pasaporte) y en una carretera a oscuras en medio de la selva de Chiapas.
Nuestra idea genial fue hacer autoestop.
¿Pero quién va a parar a dos tipos en medio de una tormenta en una carretera a oscuras en la selva? Ejem! Yo no lo haría.
Nos refugiamos en un soportal de la entrada a una hacienda y pasó lo peor de la tormenta.
Después seguimos andando empapados. Lo curioso fue que no adelantó un tipo corriendo!!! Y estaba encantado.
Aquellos sí era surrealista: el Forrest Gump local haciendo los cien metros lisos chorreando agua.
Lo bueno fue que tuvimos suerte y unos mejicanos nos subieron a su furgoneta, llegamos a nuestra cabaña!!!
Y para celebrarlo decidimos tomarnos una cerveza, aunque creo que yo hubiese necesitado un whisky doble, sin hielo, agitado.

El ciudadano Maya medio o medio Maya.

Ruinas Mayas, Palenque. Siglo VII D.C.

Tomando el sol en Palenque.

Cañón del sumidero, Chiapas.

Cambio de rumbo

Imposible subir fotos. Los ordenadores de estas latitudes nos niegan la posibilidad de descargar documentos gráficos para corroborar lo que deseamos escuchen algún día.
De todas formas, después casi diez días, el orden estaría tan trastocado como vueltas da este viaje.
Resumo: hartos del mundo americano (del norte) y de sus pompas de jabón recubiertas en oro, nos debatimos en medio de una estación desolada entre hacer treinta y siete horas hasta el Gran Cañón y arrastrar los problemas de siempre- alojamiento, comida, pasta- o estar en veinte horas en México DF, capital del país vecino, urbe de unos veinte millones de habitantes y solución precaria de nuestras diatribas ocupacionales.
Así que, con nervios nos montamos en lo que iba a ser nuestro último Greyhound, esa compañía que deja el imperio del AutoRes por los suelos y que nos tenía engrilletados desde doce días antes.
No sólo eso: también iba a ser nuestro primer autobús de lujo (y último). De Monterrey al DF, y de la estación de autobuses al Zócalo. Nada mmás y nada menos. En un día habíamos pasado del desierto tejano al valle mejicano.
Mismo idioma, mejor comida y, como buenos viajeros, casa con internet, DVD y ducha regulable.
Así que, penas aparte, el nuevo destino abría- a su vez- nuevos territorios: Caribe, selva y la puerta de entrada a centroamérica.
En unas horas, y con la ilusión a flor de piel, Celia hizó un cálculo prodigioso de días y kilómetros y sacó como resto un periplo que incluía Guatemala, Belice y vuelta a California.
Fiándonos de un mapa robado en un hostal de una ciudad estadounidense que sólo contempla las carreteras de más de tres carriles, salimos en dirección Oaxaca a las doce de la mañana.
Seis horas después estábamos comiendo tacos y paseando por calles empredradas a la espera de que nos alojara el encargado del cineclub. Lo que parecía transitorio acabó convirtiéndose en un par de noches con chocolate caliente, celebraciones festivas en torno a la iglesia y visita a unas ruinas por el atajo de atrás, es decir, por la patilla.

Y, entonces, fue cuando eso de medir la longitud con el índice y el pulgar sólo valía para las películas de acción y no para los caminos perdidos de Chiapas: catorce horas nocturnas en una tartana, más otras siete en un autobús con cumbia de fondo fueron suficiente para replantearnos nuestros objetivos: bajo la bombilla de la cabaña, y rodeados de jipis tamborileros y demás titirimundis, con la ropa calada después de un diluvio que ni Noé y su tropa resistirían, decidimos darle una vuelta de tuerca y dirigir los pasos a otros paisajes lejos de las agencias de viajes y la mercadotecnia tribal.

Hoy, desde un ordenador de Ocosingo ( y tras un baño en un río ocre y un plato de pollo acompañado de zumo de guayaba), tanteamos la opción del autoestop en dirección Lagos de Montebello, al sur de la selva Lancandona, para ir- paso a paso- subiendo por la costa pacífica hasta Tijuana: la frontera más transitada del mundo.

Hierve el agua, Oaxaca.



Desde lo alto de unas cascadas de agua petrificada se extiende ante nuestros ojos una cadena de montañas vestidas de verdes oscuros, claros, intensos. Mientras escribo escucho el murmullo del agua que brota del manantial y pasa junto a nuestros pies inalterada, inmutable, siempre hacia abajo hasta conseguir moldear esta gran mole rocosa.Un par de moscas ociosas pasean y se broncean al borde del acantilado. El sol juega al escondite con las nubes. La brisa, mimosa, acaricia nuestra piel y revuelve nuestros cabellos.

Por la carretera...

Oleo de mujer con sombrero.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Y esto, de Muñoz Molina.

"La libertad suprema de la escritura como divagación, que en el fondo viene de los orígenes de la prosa, porque es así como escribía Herodoto: contar en primera persona un viaje en busca de algo y divagar o desviarse por las conexiones que van apareciendo, que pueden llevarlo a uno a hallazgos inesperados, en el mundo real y en los libros, en las películas, en los recuerdos."

Desde Centroamérica...

"Veamos. Tenemos un desempleo intolerable y una economía hecha polvo. Tenemos un montón de narcotraficantes. Tenemos la banda terrorista más cutre del mundo y policías asesinados en la isla donde veranea el jefe del Estado. Tenemos en esa misma isla unos políticos detenidos y esposados por presunta corrupción, y liberados poco después tras pagar la fianza. Tenemos muchos otros políticos acusados de corrupción, pero no esposados.

Tenemos un presidente regional acusado de venderse por cuatro trajes al que la justicia no considera necesario procesar. Tenemos un Gobierno que sí quiere que se procese al presidente regional. Tenemos un Rajoy que acusa al Gobierno de montar una "inquisición" contra la oposición. Tenemos un Trillo que dice tener pruebas de que el Gobierno espía a la oposición, pero que no las enseña porque los caballeros no hacen esas cosas. Tenemos un Gobierno que exige a la oposición que acuda al juzgado de guardia. Tenemos un Rajoy (otra vez) que dice que ya veremos.

Tenemos música pachanguera, sexo fácil y un calor de espanto. ¿No les sugiere nada todo esto? Pues claro. Nuestros políticos, que saben que este año vamos justos de pasta, han querido regalarnos un veranito en Centroamérica, un veranito bananero de los de verdad. Disfrutémoslo: en cuanto acabe agosto, nuestros políticos volverán a su habitual sensatez y a su intachable gestión de los fondos públicos."

Por Enric González.

Recomendaciones, por Jesús Valverde.

Seguro que os los habéis leído ya, pero por si acaso. Estupendos Manuel Vicent (con cierta nostalgia personal) y, sobre todo, Julio Llamazares. Uno se siente orgulloso de tener un cronista provincial -y también universal- que defienda con tanto apego las valores humanos más primitivos, enorgulleciendo la senda del perdedor, la de la minoría con él enaltecida. Para el comentario de textos líricos he elegido su libro de poemas Versos y ortigas (antología poética de 24 años), aunque es en el viaje, el artículo y la novela intimista (y arcana) donde es realmente bueno. En cualquier caso, dos estilos de representar el viaje: uno rodeado de experiencias ajenas en el seno de la decadencia protoburguesa, un insaciable Odiseo a la deriva entre horizontes mediterráneos y trasmediterráneos, tensor de los estrechos lazos culturales de Occidente; y, el otro, absorto en su solipsista vivencia, en la próxima caducidad de su única y personal memoria, la de la denuncia del inmoral abandono.

http://www.elpais.com/articulo/ultima/sentencia/Mafia/elpepiult/20090809elpepiult_1/Tes

http://www.elpais.com/articulo/opinion/espanol/paisaje/elpepuopi/20090809elpepiopi_5/Tes

Cambio de aires o la importancia de la "y"/"z".

Ahora que ya no estamos en Estados Unidos llega la hora de sentarse a escribir y no sé muy bien por dónde empezar.
Quizá por el teclado... Seguimos sin nuestra estimada letra "N" de EspaNa (pasa como en el chiste del federico... "Carmen! Vamos a celebrarlo! Sácate un par de cervezas del federico"...), pero tenemos las tildes... Picaruelas! Os echaba de menos!!!! Algo es algo... Lo que sucede ahora es que este teclado en concreto es alemán... Por lo que (no sé por qué extraNa conjunción de los astros) la "y" y la "z" están cambiadas de lugar...

Pero, una vey superados este tipo de obstáculos... Insalvables... Puedo recordar con simpatía y alboroyo, aquellos momentos insuperables de risas z llantos en el maravilloso Grezhound.
Para los típicos que van algo despistaillos: El "Grezhound" es la compaNía de autobuses Estadounidense que tiene lo que ellos llaman "Discoverz Pass".
Traducido es una especie de Interrail que te permite estar 15 días cogiendo todos los autobuses que quieras para moverte por EEUU, México z Canadá.

Todo empeyó en Nueva Zork. Volvíamos de las Cataratas del Niágara en un autobús nocturno z hacíamos trasbordo allí para ir a Washington DC. Llegamos puntuales z nos pusimos en la cola del bus de Washington. Lo cierto es que estando en la cola nos pareció ver que éramos demasiados pasajeros para tan poco autobús... Efectivamente, la mitad nos quedamos fuera.
Lo lógico hubiera sido que pusieran un autobús extra para los 30 restantes, pero Grezhound no funciona así z estábamos a punto de descubrirlo...
Llegó nuestro autobús nosotros subimos porque estábamos entre los primeros... z otros 30 se quedaron en tierra... Así sucesivamente a lo largo del día. Lo curioso es que nadie parecía sorprendido.
El segundo suceso a relatar fue similar. Vendieron, como parece ser tienen por costumbre, más billetes que playas z un chico se quedó sin asiento. El conductor del autobús, típico estadounidense de la asociación del rifle, pasó por todos los tonos de malva de lo indignado que estaba. No podía concebir que el tipo subiera al autobús desobedeciendo sus instrucciones. Eso sí, el chaval, con un par... hiyo el viaje de pie enterito. Cuatro horas, entre aplausos de los que le observábamos entre sorprendidos z admirados por haberse enfrentado a la autoridad competente... Esto mismo dicho de un autobusero EspaNol no tiene mucho mérito... Pero tendríais que ver al Master and Commander con el que se enfrentó.
A todo esto nosotros confiábamos en que el recorrido era el más rápido entre dos puntos, es decir que si vas de Barcelona a Valencia no pasas por Gibraltar, pero (qué ingénuos!) para nuestro jolgorio descubrimos que habíamos pasado dos veces por Jackson z Charlotesville yendo en direcciones opuestas... Curioso.
Poco tiempo después conocimos a un ex-militar viajero que nos contó que había estado transportándose casi dos meses en Grezhound... Sin comentarios... El pobre estaba al borde de una esquiyofrenia paranoide depresiva z tenía un extraNo tic en el ojo iyquierdo. Al principio nos daba miedo.
Nos contó que llevaba nueve aNos viajando por todo el mundo: África, Asia, Europa, Las Ámericas,... Vamos lo que viene siendo TODO el mundo.
Parecía no haberlo pasado tan mal con un transporte publico en ningún otro lugar del planeta z, de hecho, nos estuvo loando las maravillas del autobús que hace la costa este de Vietnam... Sin comentarios, de nuevo.
El pobre hombre parecía destroyado z no hablaba de primer o tercer mundo, ni de paises en vias de desarrollo o desarrollados. Él unicamente diferenciaba entre lugares civiliyados o inciviliyados. Incluzendo a Sierra Leona entre los civiliyados z a EEUU entre los inciviliyados... Qué puedo aNadir!
Al parecer Grezhound sólo lo utiliyan los intocables descastados de EEUU, es decir, ex-presidiaros, homeless, negros z algún que otro turista muz muz despistado...
Z allí estábamos nosotros!!! Con un precioso pase de 15 dás para recorrer el país! Zujuuu!!! Dicho de otra manera estábamos: Atrapados en Grezhound!
Afortunadamente za se nos ha acabado el pase! Amén hermano! Z, por aNadidura, lo hemos usado para huir de los States z disfrutar de Méjico z Guatemala... Ver Tical, Palenque,... Es decir estar entre gente civiliyada viendo los restos de antiguas z maravillosas culturas como la Méxica, Tehotihuacana, Ayteca, Maza,...
De nuevo, surge la duda de porqué inciviliyaciones como la EspaNola se impusieron a las grandes civiliyaciones Amerindias z porqué la inciviliyación estadounidense extiende sus tentáculos por todo el mundo en forma de internet, refrescos z hamburguesas.
No quiero ser repetitiva... Pero es que... Manda huevos! (Citando a Trillo).

lunes, 10 de agosto de 2009

México D.F.

El Zócalo a las tres.


Quedó el DF extraNo sin tu amor... Como Insurgentes sin taxis...
Como la catedral del Zócalo, mi vida, en plena Zona Cero...

Estas estrofas de Ismael Serrano me persiguen desde que estamos en el DF.

sábado, 8 de agosto de 2009

El aire es fuego...


Desencuentro entre el centeno.

La b'usqueda del manuscrito de "Rayuela" se qued'o en unas cuantas fotos al aire: un ventanal de entrada a un museo en obras con r'eplicas de firmas de grandes escritores. Nos conformamos con la r'ubrica del guardian entre campos de centeno, del sonido y la furia de las plantaciones del sur y de un manojo de ficciones en un lugar al que precisamente Borges (seg'un le'i, sin ninguna explicaci'on cient'ifica) siempre recomendaba volver.
Dias antes Rafael Reig hablaba de Cort'azar y su verano del 78. Sus lecturas no le sirvieron para ligar, ni para dejar de ser bajito y gordo.
Asi, por lo menos, me quedo con el recuerdo de la edicion espaNola de bolsillo que compramos en un puesto de Cartagena de Indias y que convertimos en un trasto inmanejable despu'es de que la lluvia inundara la tienda de campaNa y arrasara con la supuesta mesita de noche donde reposaba.

Museo de arte moderno, Austin.


El lejano oeste.

Cuadro de lugares por donde paseamos y un enlace a un art'iculo muy bueno sobre viajes:
http://www.elpais.com/articulo/semana/Reconditismo/agudo/elpepuculbab/20090808elpbabese_1/Tes

Cangrejeros tejanos.


Cementerio de San Luis, Nueva Orleans.


Reconciliaci'on

A pesar de meternos otras veinte horas de autob's y creer que lo que pens'abamos previamente no iba a mejorar, en Nueva Orleans logramos una especie de reconciliaci'on con el pa'is: una casa donde alojarnos, buena comida y alg'un barrio curioso que recorrer con bicis prestadas sirvieron de maquillaje provisional para una caricatura que se vence por su propio peso.

Luis Amstrong y su primo.

Espont'aneo con olor amargo en busca de algo de dinero suelto...

martes, 4 de agosto de 2009

Sweet New Orleans: Matrix Reloaded.


Resulta que aqu'i siguen vivos los resquicios del colonialismo EspaNol, entre otros (Canadiense, Franc'es,...), y se puede ver en algo tan sencillo como la reposter'ia.
A trav'es de Marcus, nuestro couchsurfer, hemos conocido a una chica que est'a trabajando en una de las pasteler'ias m'as famosas de Nueva Orleans. Esta maNana le hemos echo una visita y nos ha regalado el "King Cake". Que va y resulta que es un... un Rosc'on de Reyes!!!
Por supuesto la herencia criolla lo ha transformado y aunque mantiene la forma sabe como un donut gigante, pero lo curioso es que conserva la tradici'on de la figura: el que encuentra la figura (un beb'e de pl'astico que da bastante miedo) paga el pr'oximo pastel y es coronado Rey.
Es curioso que siendo verano y estando en EEUU acabe acord'andome de las navidades valencianas en familia.

Pero bueno, dejando de lado a los reyes magos, lo cierto es que lo mejor de este lugar es alejarse del ajetreo turistilla y aventurarse por las tranquilas calles de los barrios cercanos al French Quarter. Pasear en bici entre robles centenarios de cuyas ramas cuelgan, como barbas blancas de gnomos perezosos, lo que aqu'i llaman musgo EspaNol (Spanish moss). Vislumbrar el interior de las casas coloniales con sus imponentes balcones y soNar con balancearse suavemente en una de las mecedoras de los porches sureNos dejando pasar las horas de can'icula del mediod'ia.

No obstante, este es un pa'is de paradojas...
Nos dice la gente (y la gu'ia parece confirmarlo) que en Nueva Orleans naci'o el jazz. Tal vez lo hizo, no digo que no, pero hoy en d'ia en Bourbon Street uno tiene que esforzarse por buscar un atisbo de esas ra'ices. Debe esforzarse casi lo mismo para poder encontrar el lado aut'entico de una ciudad que desde el hurac'an Katrina, est'a siendo reconstruida a imagen y semejanza de cualquier otro parque de atracciones estadounidense.

Me pregunto si es tan dura la realidad, si es tan dificil aceptarla que necesitan construirse un mundo artificial que funciona de forma paralela y en el que sienten m'as c'omodos. Dios mio! Estaremos en Matrix!!!!??

Menonitas

Despu'es de tres aNos pregunt'andonos a qu'e se dedican y por qu'e nadie les presta atenci'on, aparece un reportaje en El Pa'is Semanal sobre ellos.

La primera vez que los vimos fue en Santa Cruz. Entonces s'olo nos llamaba la atenci'on su paso rob'otico y su aspecto cl'onico. M'as tarde- pocos d'ias despu'es de que Pablo acabara de leer a Philip K. Dick y sus ovejas el'ectricas- compartimos arenas movedizas con una tribu al completo introduci'endose en el agua tal y como aparecen en la foto.

Mucho m'as lejos de la ciencia-ficci'on.

Esta tarde cruzamos el Mississippi


"Eran escritores de vino tinto servido en vaso chato en los mostradores siempre mojados de las tabernas madrileñas."

Manuel Vicent, sobre Azcona y otros.



Dragó se cree Theroux...

En el barco fantasma descrito en mi crónica anterior, aparte de su tripulación laosiana, sólo viajan mochileros. Serán unos setenta. De ellos –casualidad, causalidad, causualidad, sincronía- dice Theroux, que no es turista, sino durísimo viajero, lo que a continuación voy a transcribir.

Recuerde el lector que estaba leyendo uno de sus libros de viajes en ferrocarril. Tiene varios.

Theroux, en las líneas que me dispongo a entresacar, se refiere al Cuzco. Está recorriendo América, casi de cabo a rabo, saltando de tren en tren. Su viaje arranca en Boston y termina en la Patagonia.

Dice al autor de La Costa de los Mosquitos, que no es, en lo concerniente al arte de viajar ni tampoco al de escribir, hombre de condición dudosa, cuanto sigue:

“Eran turistas de tarifa reducida, haraganes, vagabundos, gorrones, que habían acudido a ese pobre lugar porque querían ahorrar dinero. Su conversación era predecible y giraba exclusivamente en torno a los precios, el cambio de la moneda, el hotel más barato, el autobús más barato, cómo alguien había conseguido una comida por quince centavos o un jersey de alpaca por un dólar o dormido con indios aimaras en un atrasado villorrio. Eran estadounidenses, pero también había alemanes, ingleses, holandeses, franceses, británicos y escandinavos. Hablaban el mismo idioma. Siempre dinero (…) Los mochileros constituían motivo de alarma y desaliento. Tenían diversos efectos en Perú. Ante todo, mantenían baja la tasa de delincuencia. No llevaban mucho dinero, pero lo que tenían lo protegían con ferocidad. Los ladrones callejeros y carteristas peruanos que cometían el error de intentar robar a uno de esos viajeros siempre salían malparados de la pelea que de modo inevitable se producía. Más de una vez en Cuzco y sus alrededores oí el grito y vi a un holandés hecho un basilisco o a un estadounidense fuera de sí agarrando a un peruano por el cuello. El error que cometían los peruanos era pensar que esa gente eran viajeros solitarios; en realidad, eran como miembros de una tribu: tenían amigos que acudían al rescate. A mí no era difícil robarme, pero el barbudo patán con poncho encima de la camiseta “California es de quienes aman”, mochila y billete de vuelta a Lima en autobús, se trataba en realidad de un tipo duro. No le asustaba devolver el golpe”.

Y más. Valga la muestra. Theroux, del que ya he dicho que no es de condición sospechosa en lo tocante a todo esto, se despacha a gusto. ¿Tiene razón?

Doy vueltas al asunto mientras las orillas salvajes del Mekong corren hacia atrás a medida que el barco avanza. La horda turística se divide en dos grandes grupos: los borregos numerados y estabulados en autobuses por las agencias de viajes, de un lado, y los mochileros que, sin ser hippies, remedan a los hippies, de otro. Yo lo fui, hippy, y constato ahora, con ironía y melancolía, que aquellos polvos trajeron estos lodos. ¡Quién iba a pensarlo!

Los borregos numerados son, en realidad, menos dañinos que los mochileros, aunque su aspecto sea más hortera y sus costumbres más irritantes. Van siempre en grupo, militarizados bajo las órdenes de una sargento azafata, no se salen nunca de los surcos que les han sido asignados, no arriesgan, no visitan nada que no figure en los folletos de su kit, no se mezclan con las poblaciones locales, se limitan a sacar fotos o vídeos idiotas, a enviar postales cursis de playas con palmeras o de templos de cúpulas doradas y a comprar souvenirs de plástico, y se vuelven enseguida a casa maldiciendo por lo bajinis, aunque nunca de dientes afuera, la hora en que se les ocurrió salir de ella.

Son hormigas procesionarias.

Los mochileros, en cambio, llegan a todos los rincones, confraternizan (a su modo) con los indígenas, les calientan los cascos, y donde depositan sus mochilas no vuelve a crecer la hierba. Tardan, además, muchísimo tiempo en regresar a sus pagos, a las faldas de sus mamás y a las carteras de sus papás.

Son como la marabunta.

Recurramos a un parangón… ¿Quiénes provocan mayores estropicios en la naturaleza? ¿Los veraneantes de toda la vida, que se van con los niños, la suegra, un flotador con forma de patito y una nevera portátil a Benidorm o los senderistas que se meten, so capa de ecoturismo, en lugares adonde los benidormitas jamás habrían llegado?

Dejémoslo. El mundo es así y ya nunca volverá a ser de otra manera.

Lo que acabo de escribir me deja un regusto amargo. Sentimiento de culpa. No sé si estoy pecando de injusticia hacia los mochileros, pero sí, seguramente, de traición. Yo, al fin y al cabo, viajo como ellos. Lo que me molesta es que sean tantos y que todos hagan y digan exactamente lo mismo. Los hippies de los años sesenta éramos cuatro gatos. Apenas se nos veía. No transculturalizábamos. Todo eso cambió en la siguiente década y ahora… ¡Uf!

Por cierto: hay un tercer grupo de turistas. Son los de las ONG. Cristianitos occidentales, sépanlo o no, que quieren salvar al prójimo. Esos sí que transculturalizan. Son la vanguardia del neocolonialismo. Vade retro.

lunes, 3 de agosto de 2009

Palabras del Reig (Rafael)

El rey, jefe de Estado, hace lo que el español medio haría si pudiera.

El presidente del Gobierno, hace lo que el español medio piensa que debería hacer.

Un rey se dedica a comer bocatas, contar chistes verdes, salir de juerga con zorrimplas, cazar osos, pilotar helicópteros, dormirse en los conciertos de música clásica, ir al fútbol, mandar callar a cualquiera que le caiga gordo… en fin, lo que cualquier español medio, si pudiera, haría todo el rato.

El Estado, cuando lo representa un borbón, se convierte así en un ego infantil, un niño que satisface sus deseos primarios y sólo se somete al principio del placer.

Un presidente de Gobierno, en cambio, tiene que hacer lo que el español medio cree que debería hacer. No lo que de verdad le gusta al español medio, sino lo que le gustaría que le gustara. Se resigna al severo principio de realidad.

Por eso los presidentes hacen deporte, son fieles a su mujer (que canta en un coro), se pasan las vacaciones leyendo, hablan de poesía, ponen caras serias… en fin, lo que el español medio cree que debería gustarle. El Gobierno se convierte así en un super-ego adulto que hace lo que hay que hacer, renunciando a deseos infantiles y, a ser posible, con la máxima circunspección.

sábado, 1 de agosto de 2009

Elvis (Graceland, Memphis): Wonderwall.

Parque de atracciones americano

Manuel Vicent habla de hoteles con fastasmas.
De lugares dónde el lujo es algo oculto y su
encanto radica en lo que cada uno va persiguiendo,
ya sea la estela de figuras literarias que fumaron
bocarriba con un cenicero en el pecho o el sudor
de trompetistas emapados en alcohol y perfume.
Tal objetivo es, aquí, un imposible. En primer lugar,
porque el material con el que se forjaban nuestros
sueNos según las películas en blanco y negro no
son- ni más ni menos- que contrachapado adecentado
con sobrecarga de voltios.Los jardines igualados al
milímetro con mecedora en el soportal, los coches
brillantes que dormitan bajo el aro de una canasta
de baloncesto,los restaurantes de carretera con
bolsas de papel y pajitas selladas: toda esta
parafernalia higienizada y acartonada es lo que
te encuentras viajando por este país.
Ningún tipo de aliciente. Ningún exotismo. Ningún tipo de
originalidad o carga histórica. Nada. Lo único que puede
resultar un poco emocionante es ser el protagonista
continuo de una eterna película. Porque todo aquí es
impostura.
Escenarios fijos que sirven de platós temporales para
alimentar el insaciable hambre de patria. Porque los
estadounidenses no sólo han ido imponiendo sus costumbres
por todo el planeta, sino que además se vuelcan
para perpetuarlas en sus calles.
Afortunadamente, esta ficción convertida en realidad
tiene sus excepciones, y dentro de este circo
sobresalen figuras que han revolucionado la música,
la literatura o el cine.
En Memphis todo está organizado en torno a Elvis.
Dudo que no se utilicen triquiNuelas parecidas
en otros lugares con alguna representación
importante para aumentar la cuota de ingresos a costa
de turistas deseosos de apilar carpetas con etiquetas
de fechas veraniegas.
Sin embargo, el legado intenta ser respetado
y valorado según su aportación a eso tan genérico
llamado humanidad. Aquí lo único que cuenta es la
cantidad de dinero que pueda lograr. El número de
camisetas y objetos inservibles que se puedan fabricar y
los consecuentes puestos de trabajo insulsos
que pueda crear.
Un gran parque de atracciones que conlleva: combustible
desperdiciado, producción desmesurada e inútil
y mentes adocenadas.
Por eso, no merece ni un programa de intercambio
para que el hijo o la hija practiquen su inglés,
ni una temporada de trabajo poco remunerado a cambio
de experiencia ni un verano malgastado entre
ciudades sin gracia alguna.
Menos mal que nuestra opciones están abiertas y que
éste no es nuestro último destino.

Beale Road, Memphis.

Tiburón-Canijo-Pizza: cadena alimentaria.

Greyhound: Discovery Pass.



Southern news (National Gallery, W.)

El viaje incita a librarte de cosas. A hacer camino
sin dejar huella. Sin embargo, nuestra criba a la
hora de aligerar peso no ha sido tan fruct'ifera como
esper'abamos y ah'i estamos: cargando quince kilos a
la espalda de lado a lado, amortiguando golpes de
rodilla y cargando y descarg'andola de las bodegas
de los autobuses como si se tratara de un cadaver.
Entre otras cosas, porque no sabemos
qu'e clima podemos encontrarnos m'as adelante ni
que utensilios de higiene o de cocina nos har'an
falta. Pero lo que m'as hueco ocupa es la carga
inhumana de libros que repartimos entre ropa
maldoblada con tal de no deshacernos de ellos.
Porque si todav'ia est'an intactos son m'as
f'aciles de intercambiar,de sustituir. Pero
cuando ya los has le'ido son parte de ti, y tiendes
al conservadurismo.
Si hubi'eramos tenido suerte y una conocida de
Nueva York nos hubiera hecho el favor de llevarlos
a EspaNa, ahora podr'iamos olisquear entre
estanter'ias sin la frustraci'on de no poder
coger uno m'as. Pero como suele primar el inter'es
propio y los souvenirs alcanzan pesos
inauditos, intentamos rescatar varios t'itulos
de la donaci'on a bibliotecas: el primero,
"Historias de Nueva York", no s'olo por su utilidad
en la ciudad sino por su capacidad de ser le'ido una y otra
vez, a trozos, empezando por el final, yendo a los
lugares concretos o distray'endote con los
primeros cap'itulos (seg'un Boyero, de los
mejores comienzos que ha le'ido en su vida").
"'Ebano" de Kapuscinsky:lectura imprescindible.
Obra maestra del reportaje y de narrativa.
Retrato descarnado de un continente que, seg'un 'el,
no existe como identidad 'unica. Es el "Las venas
abiertas..." de 'Africa.
Y, por 'ultimo, "Sostiene Pereira". No puede ser descrito.
Es un testimonio que parece improvisado. Aparenta
ser ligero pero te arrastra poco a poco hacia una
monoton'ia sosegada que no quieres que acabe.

As'i que no nos queda m'as remedio que apurar
en objetos prescindibles como gel de ducha o
calzoncillos para poder caminar cien metros sin
necesidad de estirarnos la espalda con acrobacias rid'iculas.

Wyeth (National Gallery,W.)

Hopper (National Gallery, W.)

National Gallery of Arts, Washington DC.

Gauguin, autorretrato.