domingo, 22 de agosto de 2010

Amaneceres de narguile.


El amanecer del primer día de un viaje, si todavía no has visto nada, suele ser borroso e inquietante. Nosotros, después del debido tazón de cereales, nos dimos un paseo por los templos del barrio (La Mezquita Azul y Santa Sofía) hojeando los periódicos del día anterior y comprobando que pedir fuego en un bar turco no es descubrir como un tipo barrigudo se saca un mechero bic del paquete de Ducados sino un plato de ascuas para mantener vivo el narguile. Entretanto, Celia se distraía haciendo fotos y presumiendo de que su atino era más acertado que mi obstinación por sacar las dichosas vasijas de cristal...

No hay comentarios:

Publicar un comentario