domingo, 22 de agosto de 2010

Atardecer en el Bósforo.

Estambul nació en plena expansión Griega por el Mediterráneo y el Mar Negro, en el año 658 antes de Cristo, según establece Heródoto. Su fundador fue Bizas, hijo de la ciudad de Megara, en el Peloponeso, y eligió este lugar a la entrada del Bósforo porque era un emplazamiento fácil de defender y con un puerto natural, el Cuerno de Oro, de ocho kilómetros de longitud. (...) La ciudad de Bizancio fue conquistada, como todo el resto del Asia Menor, por los Persas en el 559 a. C., durante el reinado de Ciro el Grande. Reconquistada luego por Atenas, ganada otra vez por los Persas, cambiando de mano en mano, Alejandor Magno la integró a su imperio en el 334 a.C. En el 133 a. C., los Romanos, la incorporaron, como nueva provincia, a sus inmensos dominios.
La ciudad se convirtió en la urbe más importante del mundo cuando Constantino, en el 330 después de Cristo, declaró el cristianismo como religión oficial del imperio romano y estableció en Bizancio su capital, cambiando su nombre por el de Constantinópolis, "ciudad de Constantino". Más tarde pasó a ser capital del imperio Bizantino, y durante el reinado de Justiniano I se levantó la magnífica basílica de Santa Sofía, el templo cristiano más fastuoso hasta que fue construido en Roma el Vaticano.
A lo largo de los siglos siguientes, Constantinopla sufrió asedios y conquistas por parte de árabes, turcos selyúcidas, venecianos, cruzados cristianos, la Horda de Oro de Genjis Jan, el mongol Tamerlán y, al fin, turcos otomanos. (...) En 1571, los otomanos decidieron extender su imperio hasta Europa, atravesando el canal de Corinto rumbo a las islas del Jónico. Pero una flota de españoles y venecianos los derrotó en el Golfo de Lepanto. Miguel de Cervantes combatió en "la más memorable y alta ocasión que vieron los siglos", como él mismo llamó a la batalla.
A partir del siglo XVIII, el imperio Otomano entró en declive, bajo la ávida mirada de las potencias emergentes, como Rusia.
El desastre les llegó a los turcos en la Primera Guerra Mundial. Aliados de Alemania y Austria, y derrotados en el campo de batalla -a pesar de su victoria en Gallípolli-, debieron de aceptar la ocupación de Constantinopla por fuerzas aliadas a partir de 1919, y griegos, franceses, ingleses e italianos se apoderaron de casi todos sus territorios.
En 1923, Atatürk proclamaba el nacimiento de la República de Turquía. (...) Una de sus primeras decisiones fue trasladar la capital a Ankara en el interior.
Escaldados en la primera, los turcos se mantuvieron nuetros en la Segunda Guerra Mundial. Cuando la contienda terminaba, declararon la guerra a Alemania y se aseguraron una plaza en la Organización de las Naciones Unidas, creada en 1945.
Pese a no titularse ya como capital, Estambul sigue siendo la ciudad más importante del país, con una población de doce millones de habitantes y una actividad comercial esencial para Turquía. Es la única urbe en el mundo con una pata en un continente y la otra en el otro: un pie en Asia, "la tierra donde sale el sol", y otro en Europa, "la tierra de la oscuridad", pues el significado final de ambos nombres es ése, en las antiguas lenguas indoeropeas y semíticas.
Capital de tres imperios: romano, bizantino y otomano; nacida y crecida con tres nombres: Bizancio, Constantinopla y Estambul; a orillas de tres mares: Mármara, Bósforo y Negro, la ciudad alienta el alma dura de un anciano que ha sufrido y aún sigue siendo fuerte. Es turca por los cuatro costados, pero los griegos, en sus mapas, la siguen llamando Constantinópolis. 


Javier Reverte,
"Corazón de Ulises".

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