lunes, 30 de agosto de 2010

Capadocia Mágica: márquetin y realidad.


La Capadocia era, en principio, una imprudencia: trece horas de ida y trece de vuelta para un viaje en el que nos habíamos propuesto no movernos más que del colchón a la playa.
Sin embargo, entre el petardeo publicitario y las buenas impresiones contrastadas con el top ten mochilero, decidimos alternar costa con interior y nos plantamos en un paisaje propio de otro planeta.
Vendido, claro que sí, pero no falso, como los acabados de cartón piedra de la geografía norteamericana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario