viernes, 25 de diciembre de 2009

Regreso sin convenio.


Pues sí: sin cumplir con los trienos ni las interinidades, volvimos de sorpresa a nuestra tierra. Ese sitio que desprecias cuando vives en él, pero que idealizas en cuanto te marchas. La madre de Pablo dice que la canción que más se extraña es "Suspiros de España": dudamos que sea un dato certero, pero es verdad que la música de los pasodobles es lo que más tarareas cuando deseas evadirte de la cumbia o los timbales: qué mal han hecho las verbenas en pueblo, menos mal que con el botellón se lo evitan los jóvenes de ahora...
En fin, que se agradece escribir con eñes, tildes y un teclado completo. También se agradece pasear por calles heladas de Madrid y certificar que los españoles no le hacen ni caso a la crisis. Viajar con el hegemónico AutoRes y descubrir una Valencia tranquila, cálida, despejada y radiante, incluso sin trajes ni bolsos.
Pero- sobre todo- compartir la alegría de nuestras familias y la risa contínua con hermanos y amigos. Una risa que se burla de la distancia, de la apatía y de las fronteras.

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