viernes, 7 de mayo de 2010

Desayuno con esposas.


Dice Vicente Verdú que en el capitalismo de ficción estamos viviendo una regresión. Los hoteles más punteros se redecoran hasta parecer Casas de Té Coloniales, tiendas como Zara o NH nos venden ropa sacada de una foto de nuestros padres en los ochenta, el sector automovilístico ha dejado de invertir en coches futuristas porque lo que hace furor es lo añejo y así han reeditado el antiguo escarabajo. Es verdad, esto funciona, lo retro está de moda. Una niña quiere tener en su cuarto el poster de Audrey Hepburn, aunque nunca haya oído hablar de "Desayuno con diamantes". Y la ropa del "Cuéntame" se vende (a precios exhorbitantes) en las boutiques más fashion de Hortaleza. Esto hace verosimil lo que hace unos años hubiera sido imposible.
Hoy, mientras esperaba en los pasillos del Juzgado Central de Instrucción 2, a que el policía o la secretaria me indicasen que ya podía pasar a sala (por cierto he hecho una interpretación estupenda, pero esa es otra historia), pensé en lo cool que es la Justicia Española: sillones de terciopelo medio desteñido con botones metálicos, alfombras de almacén de segunda mano, funcionarios con peinados ochenteros, cortinas sacadas de una revista de "Moda Parisina" de las que consultaban con regocijo la versión adolescente de nuestras abuelas durante la guerra civil...
Creo que Telva debería centrar su próximo número en los juzgados de la Calle Génova y sentar al glamour en el banquillo de los acusados.

2 comentarios:

  1. A veces yo también me pregunto hasta que punto estamos influidos por lo que ahora luce en los escaparates y hace un año sería disfrazarse de ochentera. mis padres tiraron una lámpara, típico regalo de bodas... que vi el otro día en una tienda de decoración! en fin... voy a leer la Vogue...

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  2. ¡Qué bueno lo de la lámpara! Muchos besos bonita.
    Celia

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