viernes, 25 de junio de 2010

Collage.

Sentada en un banco del Paseo de la Castellana, con un libro en el regazo, miro hacia arriba y veo las copas de los árboles. Las mece el viento. Hace calor, aunque anuncian chubascos. Llevamos un junio que parece abril. A mi espalda tres carriles, delante seis y más allá otros tres. Aún así mi pensamiento está en el botánico de Valencia. Imagino a mi madre con veintitrés años, sentada en un banco del jardín deslizando las hojas de los apuntes mientras pone cara de preocupación. ¿Cómo va a poder sacar adelante la oposición con una niña tan pequeña? Al menos duerme bastante, pero no come nada bien. Si no apruebo la oposición, tendré que buscarme la vida. La niña hace un pequeño ruido. Se sobresalta y mira dentro del carro. Sigue durmiendo...
Por aquel entonces vivíamos en la Calle Turia. Mi padre pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa y mi madre hacía lo posible por cuidarme y ocuparse de la casa mientras estudiaba. Recuerdo aquella finca como si todavía viviera allí. Lola, la portera jugaba conmigo a hacerse la indignada mientras yo le gritaba la consigna: "¡Lola, que su niño le llora!" ¿Cuál sería el sentido de aquella frase que me persigue? Cari, la vecina, me cuidaba por las tardes y Rebeca me guiaba por todo tipo de alegrías que no sabría enumerar.
Me gustaba disfrazarme y mirar por la ventana a los gatos que merodeaban por el jardín. Algún día me gustaría volver a Valencia y buscarme un alquiler por la Calle Turia. Cerca del Río Seco, enfrente del "Cote Ilés". Suena un claxon y vuelvo a la Castellana. Se me hace algo tarde. Pasa, cerca de dónde estoy sentada, un señor hablando por el móvil. Lleva en la mano un libro. Los ojos de una chica me observan desde la portada en blanco y negro. No consigo leer el título. Pasa otro chico, éste es joven. Lleva un pañuelo de seda granate con puntos blancos en el bolsillo superior de la chaqueta. Un duque en zapatillas converse... Es lo que tiene este barrio.

1 comentario:

  1. Muy, pero que muy, buena esa dosis de nostalgia. Yo te aplaudo la idea, pues Valencia me parece un buen lugar para vivir( además de Salamanca, claro).
    Sigue escribiendo, que es una delicia leer tus textos, siempre tan vitalistas.
    ¿Para cuándo vais a dejar el libro que tenéis "in mente"? Besos a los dos intrépidos cangrejeros.

    ResponderEliminar