miércoles, 21 de julio de 2010

Mirarse el ombligo.


La misma tarde en que la selección jugaba el partido que aupó a España a lo más alto del podio, morían en Uganda setenta y seis personas en un atentado del grupo islamista armado Al Shabaab ligado a la red Al Qaeda.
En Asia detenían a 5000 implicados en una red de apuestas ilegales.
En las islas Cook, la isla de Pascua, el sur de Chile y Argentina vivieron por unos minutos un eclipse total de sol...
Hablamos de Globalización en un mundo en que podemos saber qué pasa en el otro extremo con sólo un "click" del ratón, pero, ¿de qué nos sirve si llegamos a acumular tanto que al final es como no tener acceso a nada? ¿El exceso de información provoca desinterés? Si tienes todos los días distintos periódicos que consultar, televisión, internet, radio... ¿No llega un momento en que lo único que queremos es llegarnos a aislar? ¿Cómo saber diferenciar en el maremagnum de noticias cuáles son relevantes y cuáles no? Muchas veces la propia desidia nos lleva a leer la prensa como quien hojea un magacín. Te detienes en la boda de Pe con Bardem, en las fotos de la selección, la huelga de metro... Sólo nos interesa aquello que tenemos más cerca y, al mismo tiempo, sólo nos conmueve lo que nos roza.
Me encanta la moda occidental tan original de usar la conciencia. Nos la ponemos y quitamos como un sombrero pero, sobre todo, lo que mejor hacemos es mirarnos el ombligo. Me enteré del atentado de Kampala por un mail de Rose, la directora del WORI, la asociación en que estuvimos en Uganda. Ni siquiera había visto la noticia.

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