miércoles, 21 de julio de 2010

María y yo.

Que me gusten las películas de discapacitados no implica que cualquier ficción que contenga alguna de sus variantes entre sus personajes me llegue a causar un nudo en el estómago acompañado de la dicha de ser espectador de un pedazo de vida. El óscar suele bendecir al que se pone en la piel de una de estas personas con necesidades especiales. En el caso de Pablo Pinedo y la magistral "Yo, también", la suerte no recaló en su verdadero merecedor.
Dudo que este documental animado dure mucho en las salas. En época estival hay poca cabida para la calidad. Pero si cualquiera quiere aprender un poquito más de lo acumulado durante el día, emocionarse o reirse sin maniqueismos, no se la puede perder. Natural, irreverente, inocente, maduro y conmovedor.

1 comentario:

  1. Yo también estuve allí. Lo has clavado.
    Un placer, sin duda.
    www.jgpalomo.blogspot.com

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