martes, 5 de octubre de 2010

Después de la boda.

Después de la boda se dicen muchas cosas. Se pasan reuniones enteras rememorando escenas o anécdotas. Cuchicheando, criticando o- en el mejor de los casos- tratando de esclarecer esas lagunas producidas por el alcohol.
Desde luego, ésta tiene mucho que recordar.
En primer lugar, la introducción magistral a modo de zapeo radiofónico. Después, las sentidas intervenciones y el manejo de una banda sonora sublime. Por fin, una comida exquisita y un baile insuperable.
Sí, era la boda de mi hermano. Pero también reconozco que ojalá fueran todas así. Desde mi pobre experiencia y, si acaso, percepción, nadie disfruta realmente en las bodas. Pueden ser entretenidas o bonitas, pero no mucho más lejos que cualquier banquete familiar.
Jorge y Noemí han hecho, como era de esperar, un espectáculo a su nivel y exigencia. Han reunido a lo mejorcito y han contagiado el entusiasmo para que el sentimiento general fuera el de alegría. Y han llevado a cabo lo que tantas veces parece tan difícil: disfrutar sin condiciones.

2 comentarios:

  1. Es que has descrito perfectamente lo que fue la denominada "boda del milenio". Todo, gracias al fenomenal trabajo de preparación por parte de los novios y a la inestimable colaboración de muchos familiares y amigos.
    ¡Ah! y no hay que pasar por alto un detalle nunca visto por mi en ninguna boda: los regalos de los novios a sus padres, madres y abuelos.Gran gesto de cariño.Gracias.

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  2. Un detalle y el broche a una celebración aclamada por el público.

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