lunes, 8 de noviembre de 2010

El parte.

Enfrentarse cada mañana al escrutinio del espejo puede ser un ejercicio de autocompasión y desgarro. Salir al calle es algo cruel cuando comienza el frío y se hace más duro abandonar el apetecible colchón. Pero para cosas terroríficas nada mejor que la portada del ABC tras una visita del Papa. 
Si ya estamos acostumbrados a sus suplementos católicos en fin de semana o a sus primeras páginas a todo color con toros, monarquía y clero bendiciendo su viña, hoy nos sorprenden con una reportaje hagiográfico de ocho páginas acompañado por neutrales cartas al director con títulos como "Gracias Santo Padre".
La verdad es que asusta porque desprende un tufillo digno de otras épocas, porque sus titulares coinciden con las pancartas de los homófobos grupos pro-famila y, lo peor de todo, porque aún hay (demasiada) gente que lo apoya. Es asombroso saber que el Estado sigue pagando no sólo estos desorbitados actos religiosos sino que financia a colegios que apoquinan la suscripción a este tipo de diarios con el dinero de los contribuyentes y que, por ende,  secundan una educación trasnochada.
Nada, ya sabéis: si os levantáis con el pie izquierdo, nada de cereales ni farmacias, id al quiosco para que os equilibren. Es tan fácil. Vencidos y desarmados...

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