viernes, 4 de febrero de 2011

Yo tengo un primo en Wisconsin

Como buen título de una futura novela, me cuentan. Me siguen contando que las cosas no son lo que parecen. Que en un estado al norte de Estados Unidos la gente se dedica a empujar vacas mientras duermen porque luego no se pueden levantar. Que en ese estado precisamente nieva en verano. Que se hacen chistes con sus lugareños como los hacemos aquí de Lepe. Me dicen todas estas cosas mientras yo pienso en mi primo de Wisconsin. En mi primo que además es vecino. Y amigo. Demasiadas cosas para seguir hablándonos, pienso. Una presencia etérea que sigue ahí. Pero de ausencias no vive el hombre, valga la paradoja. Vive con ellas, apunto. Y aun así el hueco es tan grande que a veces te sientes dividido. O incompleto. Cuándo nos sentiremos completos, me pregunto. La respuesta viene casi incluída: nunca. Y todo esto en la soledad de una pantalla. La pantalla y tú, no necesitas más. Espabila, chaval. No eres más que eso: un apéndice de una máquina. Entonces cojo y apago. Recojo los bártulos, compruebo el monitor y me voy. Hasta mañana, me repito a mí mismo. Pero sé que voy a volver. Que voy a regresar a sabiendas de que no hay nadie detrás. Adiós.

2 comentarios:

  1. ¡Yo tengo un primo en Wisconsin y dos "Cangrejeros" estupendos!
    ¡No pierde fuelle este blog, genio! ¿PAra cuándo un libro? Seguid así. ABRAZOS MIL.
    www.jgpalomo.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. Añado: ¡Y yo una prima en Iowa! Internacionales de prestao.

    ResponderEliminar