miércoles, 4 de mayo de 2011

Nada es crucial.

"Nada es culpa, nada es pecado, nada es crucial (...) Y con la cabeza de aquel hombre-niño sobre su vientre ella también siente deseos de coger un cuaderno, leer una novela, escribir cosas muy distintas de las bobadas lloronas que abigarraron el Diario de Kitty inexistente"

En son de paz, de mutuo acuerdo y en decisión conjunta- no como los tejemanejes que se traen los tribunales, los partidos políticos y los tertulianos con la legalización de un partido que les robe votos (su máxima prioridad, su maná)- sentenciamos que Nada es crucial, de Pablo Gutiérrez, es una de las mejores novelas de la década.
¿Por qué? Porque rompe con lo anterior, porque es generacional pero no por eso caduca, porque es imaginativa y tierna pero también inconformista y real, porque se lee de un tirón pero da pena que se lea de un tirón, porque te quieres quedar en sus páginas a vivir: acompañar a Magui y Lecu, verles crecer, compartir lo que ven, lo que piensan. Porque el narrador se llama Narrador y el lugar donde viven Ciudadmediana o Mundofeo. Y porque la tele se convierte en la "siemprencendida" mientras que la pantalla del relato hace imposible una prosa similar en cualquier otro formato.
Imprescindible. Magistral. No como las películas que llevo a ver a Celia con tal de pasar un viernes de cine y no bebiendo en las calles, que es lo que más le gusta.

1 comentario:

  1. PORFA, SEGUID ESCRIBIENDO QUE ME ENCANTA COMO LO HACEIS Y ENTRO TODOS LOS DÍAS POR SI HAY ALGO NUEVO.

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