viernes, 2 de marzo de 2012

Amaneceres en combate

Existir, existen, como las meigas, toda una serie de pequeños trucos que consiguen que tu día a día, en principio rutinario y repleto de pequeñas miserias, sea más feliz.
No es fácil descubrirlos porque son detalles tan sencillos o insignificantes que pasan desapercibidos.
Sólo que, una vez llevados a la práctica (con alevosía y premeditación, por supuesto), te abren las puertas del paraíso.
Por ejemplo, he comprendido que no soy de desayunar más que un zumo de camino al trabajo en el autobús... Porque me encanta la punta de esgarraet y el café con leche que me preparan a las 10:30 en La Ibérica, el bar de al lado de la oficina...
Ahora ya sé que si voy en bici más del tiempo necesario (15 minutos) me suelo cabrear.
Por eso, para disfrutar del camino, voy un rato en bici y otro andando.
Pero mi más reciente descubrimiento ha sido que me encanta charlar por la mañana. Soy feliz si, entre bostezos de lunes a las 7:15 (y sabiendo que llego tarde al trabajo), despilfarro unos minutillos molestando a quien duerme a mi lado.
Además, reconozco que con el tiempo me he ido envalentonando...
Empezó como algo tímido. Unas palabras entre susurros y un beso robado. (Ohhh).
Ahora ya, directamente, tomo carrerilla desde el salón y me lanzo tipo pressing catch sobre el pobre inocente que trata de arañar un par de horas más al sueño.
Empieza a vislumbrarse el final del invierno y, con estos amaneceres en combate, damos la bienvenida a la primavera valenciana...
En bona hora...

1 comentario:

  1. Del beso robado al pressing catch hay un trecho como, por ejemplo, fregar cacerolas. Muy bueno este regreso de la primavera boticelliana a valencia.

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