miércoles, 9 de mayo de 2012

Bendito Auster, señor Invierno.

"En aquel momento no eras más que un principiante, pero al menos estabas en marcha, por lo menos habías descubierto cuánto te quedaba aún por desear (...) Todos somos extraños para nosotros mismos, y si tenemos alguna sensación de quienes somos es solo porque vivimos dentro de la mirada de los demás" 
Diario de invierno, Paul Auster.

El escritor estadounidense Paul Auster se enfrenta a su invierno vital y creativo con un libro bonito, sencillo, de temática cercana y maquillando un biografía con la segunda persona, esa que alude o incita o impera.
Pero Paul Auster no se conforma con lo fácil, aunque lo que toque parezca sencillo. Da la impresión de que escribe como mastica o como pasea. Igual que al lector le da la impresión de que está leyendo el libro igual que ve una serie. Cierra el libro de  la misma manera que apaga el televisor. Porque precisamente esa es la idea: esta biografía no tiene capítulos, ni orden cronológico ni vacíos. Va a brincos, desde lo más resolutivo hasta lo trascendental. Y solo separan las historias espacios más amplios que cambian el tema.
Hace poco, Pedro Ugarte, un escritor vasco que acaba de ganar el premio Logroño de novela con El país del dinero, comentaba que le llama mucho la atención las biografías de escritores en las que no aparece su medio de vida -cuánto gana, cómo es su residencia- y destacaba el A salto de mata de Paul Auster que (según he hojeado alguna vez) habla de las penurias económicas por las que atraviesa el autor hasta que su nombre es ya un best seller mundial.
En este caso, el norteamericano hace lo mismo. Se enfanga en algún tramo (como el de las casa por las que ha pasado) y sintetiza demasiado en otros (como la locura de su madre). Pero lo importante, lo inevitable, es que es imposible desvelar el secreto del libro, porque -a fin de cuentas- en lo que consiste es en contar historia de forma atractiva. Y Paul Auster lo hace.
Me gusta, me atrapa y me recuerda a otros títulos suyos, sobre todo a La invención de la soledad. Pero, como me pasó con este, tengo miedo de que dentro de unos meses apenas me acuerde de lo que dice.

PD: Por cierto, el título es una copia del de Boyero de Babelia, que me pareció redondo. Como su articulo, claro.

1 comentario:

  1. Un Auster menor! No acabo de pillar ese recurso a la segunda persona para hablar de sí mismo. Aún así, es Paul Auster!!!!

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