miércoles, 28 de julio de 2010

Pareja de ases.

Esta foto muestra a dos señores de cierta edad delante de una estantería repleta de libros. Por las grafías de la bolsa se adivina que son judíos. Seguramente establecidos en Estados Unidos, integrados pero manteniendo sus rasgos distintivos. Si fueran de mi familia, estarían discutiendo en lugar de leer. Si se tratase de mis abuelos, necesitarían un libro más grande o unas gafas más gruesas para interpretar las letras. En lo único que coincidirían sería en el estoicismo del sujeto masculino. Esa mirada frontal de extrañeza y bienestar al mismo tiempo. 
Mi abuela pedía que le leyéramos en el hospital mientras intentaba enhebrar una aguja con movimientos de esgrima. De pequeños nos mandaba a comprar una barra de pan y la revista Pronto en el quiosco de enfrente, que luego resultó ser donde Zapatero compraba el periódico. Su poeta predilecto era Gabriel y Galán, y sus gustos literarios se encaminaban hacia lo rosa, en una vida repleta de grises. Los fancines de Corín Tellado le hacían feliz, junto a otros tantos millones de lectores. Quizás, en consonancia con la biografía de la autora, le gustaba imaginar adulterios perversos en una vida de más de cuarenta años de luto. Su espacio se reducía a una trayectoría oblícua entre la cocina y el sillón frente a la tele. Su caligrafía era parecida a la de un alumno que ensaya sobre líneas punteadas. Letras adornadas si eran mayúsculas y redondeadas si estaban en minúscula. Todavía pertenecía al mundo de las cartas y de los apuntes frente a las recetas de Arguiñano, utilizando-en último término- a alguno de sus nietos como escriba cuando ya la agilidad no le permitía acompasarse al ritmo televisivo. Si supiera que ahora todo se consigue con un tecleo de ratón... Casi todos sus libros cabían en el relicario, junto a las pulseras de vírgenes o la siniestra figura de Cristo rellena de agua bendita. 
A nosotros se nos reproducen los libros en la mesa o en el suelo. Parece que se aparean en cuanto nos damos la vuelta. Millones de páginas que, sabemos, jamás tendremos oportunidad material de leer. Mi abuela se fue sin ningún tipo de bilioteca y, por el contrario, nos dejó los mejores análisis sociales, como cuando sentenciaba "os pasáis el día gastando". Qué razón tenía. 

1 comentario:

  1. Qué gran blog y qué suerte haber conocido a una de las mejores personas del mundo, hermano.
    www.jgpalomo.blogspot.com

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