viernes, 3 de septiembre de 2010

Ballooning in magic Cappadocia...

La noche anterior saqué a Alberto del bar casi a rastras. Aquél quería fiesta y yo soñaba con la cama, sobre todo porque al día siguiente nos íbamos del hostal y el check out era a las 9:00 de la mañana... No dormí demasiado bien pendiente de que no se nos hiciera tarde. Si tienes despertador lo pones a una hora y te olvidas, pero si no tienes ni siquiera reloj ya te las puedes apañar para despertarte con el sol cuando duermes en una cueva... A eso de las siete de la mañana (por lo que me dijeron después) me levanté. Ya no podía aguantar el pipi... Y hace años que no me hago en la cama.
Para que la habitación nos salga más barata solemos pagar cuartos sin baño y en éste hostal había dos opciones:
Opción A- Bajar al patio donde sirven los desayunos y pasar entre las mesas de alemanes repeinados estando medio en pijama y con legañas... No muy recomendable.
Opción B- Subir unas escaleras no aptas para cardiacos (lo siento, Loren) y llegar hasta la terraza donde está la piscina. (¡Ajá! ¡Somos cutres, pero no tontos y hemos estado buscando hostales con piscina para disfrutar de las vacaciones en medio del desierto!)
Decidí subir, a pesar de que la pereza y el sueño lo desaconsejaban. Sin mirar hacia los lados me metí en el baño. Al ratito con la cara lavada pero sonámbula salí y fue entonces cuando me dí cuenta de lo que ocurre cuando quienes visitan la Capadocia se ponen de acuerdo para hacer BALLOONING.
NO me he inventado la palabra, podéis buscarlo en Google si no me creéis.
Consiste en pagar 150 Euros (por persona) para subir una hora en globo aerostático y ver amanecer sobre las formaciones rocosas de Gorëme.
El Ballooning (quienes sigan el blog ya lo sabrán) es otro de estos "ING" de la cultura anglosajona que me apasionan y que va como anillo al dedo a mi colección de deportes multiaventura practicados a lo largo -y ancho- del mundo por turístas avídos de experimentar sensaciones únicas a cualquier precio y ante la mirada atónita de los autóctonos... Diving, climbing, trekking, bungee jumping, tubbing...

Las coñas que nos llevábamos Alberto y yo con el susodicho globito eran importantes... Sobre todo después de saber que dos vascos (pardillos de manual), que conocimos el primer día en el aeropuerto de Estambul y que llevaban GPS hasta para andar, habían subido al globo y nos lo recomendaban encarecidamente.

¡Y ahora sí! Ahora os podréis hacer una idea de la cara de "pardilla de manual" que se me quedó al salir del baño y ver...
Un deslumbante amanecer sobre los tejados y rocas de la Capadocia enmarcado por un cielo cubierto de globos de todos los colores...

Eso sí, volví rápido a la realidad cuando un americano (pongo la mano en el fuego de que o era americano o era australiano) gritó desde el globo en un arranque de euforia:
- "¡Heyyy! ¡Guys! ¡THIS IS AMAZING!".


En la imagen superior vista de la Capadocia con globos.
En la de aquí cerquita guiris en un bar de tubbing en Vang Vieng (norte de Laos).
(El tubbing consiste en bajar el río subidos en unas colchonetas con forma de aro y parar en los bares de la orilla a beber cerveza. Cuanto más borrachos, más divertido. No encontraréis un africano en la foto. Ya lo he intentado...).

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