viernes, 17 de diciembre de 2010

"Según el rastreo de su móvil, se encontraba por la zona de Méndez Álvaro y Puente de Vallecas, en Madrid capital. Horas después, el hombre, de 35 años y sospechoso de la desaparición de su ex pareja, se colgaba en un paraje de San Lorenzo del Escorial"
ABC, Sección Nacional, 17 de diciembre de 2010.

Que no somos Leonardo Di Caprio ni Russell Crowe ya lo sabíamos. Ni Clooney o Matt Damon, por poner ejemplos actuales. Es más, ni siquiera el anti-espía que encarnaba Alfredo Landa en El Crack se acerca al grado máximo que un español puede alcanzar en su carrera de salvapatrias.
Pero de ahí a que en tres días nos bombardeen con noticias acompañadas de fotos a todo color de un monte plagado de guardias civiles- tricornio, corneta y rifle en ristre- rastreando (y valga la redundancia de la erre) los tristes matojos de una dehesa con rocío perenne en filas de a seis la desaparición de una mujer cuando salía de trabajar, y que como desenlace inesperado aparezca ahorcado- a los tres días- el último chico con la que se la vio, defendiendo en su final suspiro que él no tiene nada que ver en esto es, sin duda, una buena trama para cualquier novela policiaca, que descarta posibilidades pero abre un abanico nuevo de incógnitas.
Desde un punto de vista novelístico podría valer, si no fuera porque sabemos unos cuantos datos más, que en este caso ( y en tan sólo unas líneas) nos ha desvelado el narrador. A saber, que la policía sabía el paradero del chico a través de su móvil y que, para colmo, "horas más tarde" se lo "encontraron" (es decir, ni siquiera lo habían perseguido) en un lugar que dista, al menos, unos sesenta kilómetros.
¿Incorrección periodística?¿Inoperancia policial?¿Anacronismo benemérito?
En fin, señores, se nos olvidaba revelar el dato definitivo: la nación dobla anualmente su presupuesto en "fuerzas de seguridad" y reduce un 87% la plantilla educativa.
Que venga Carvalho y nos ayude.

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